lunes, 24 de noviembre de 2008

NO CONTEIS LA PELI

escena por la que no merece la pena esperar toda una película

¡Ej que me yerbe la sangre!. El muñeco era simpático, como un aparato de esos que se usan para grabar las películas. Salía al principio y te decía que apagaras el móvil, no vaya a ser que sonara en medio de la película. Hasta ahí todo bien. Lo peor venía luego, cuando, sin venir a cuento, soltaba eso de “pero luego no contéis la peli”, dicho así, como hablan los peninsulares, “no contéis la peli”. Ahí es cuando se me ocurrió pensar que ¿quién se ha creido que es ese machango para decirme lo que tengo y no tengo que hacer?. ¡Estaría bueno!. Según eso lo mejor es que no hablemos, que no digamos nada. Lo apunté bien apuntadito en la libreta y al llegar a casa se lo dije a mi nieta. Pero ella también me dijo que era una faena contar la película. Que era mejor poder verla sin conocer la historia. Mi mujer también pensaba igual.
¿Dónde quedó el arte de contar las historias?. A mi hermano le encanta contar las películas que ve. Nunca se me ocurriría decirle que no me contara una de sus películas. Eso es. Al contármelas pasan a ser suyas y también mías. Las otras, la que echan en el cine, si de verdad son de las buenas tiene que saber aguantar a los que ya conocen el argumento. Así por lo menos eran las buenas películas de antes. Lo malo es que la mayoría de las películas de hoy en día no aguantan un segundo pase, se desinflan, aburren. Están pensadas para dar una única sorpresa como aquella de "El club de los poetas muertos" que la segunda vez te pasas todo el tiempo bostezando a la espera de las cosas que curiosamente ya habías visto en el trailer. Eso es, visto el trailer, vista la película.

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